En más de una ocasión hemos oído que el vino ayuda a mantener la salud del corazón. ¿ Pero sabemos por qué exactamente el vino es bueno para la salud?
La profesión médica ha reconocido las propiedades saludables y nutritivas de vino desde hace miles de años. Hipócrates recomendaba vinos concretos para bajar la fiebre, desinfectar y curar heridas, como diurético, o como suplemento nutricional, alrededor del 450 antes de Cristo.
Según los estudios realizados por los especialistas recientemente, está científicamente demostrado que el vino puede prevenir enfermedades coronarias, algunas formas de cáncer y la demencia senil. Las personas que ingieren una pequeña cantidad del vino diariamente tienen arterias más flexibles y menos inflamadas. Según los expertos el vino posee propiedades medicinales por algunos componentes que contiene. Son los polifenoles que le otorgan esa propiedad. Estos son capaces de reducir hasta en un 30% el arteriosclerosis y prevenir en un 96% la aparición de “colesterol malo” en la sangre, asi como desminuye un 58% la probabilidad de desarrollar la diabetes. Beber dos copas al día para hombre y una para mujer puede ser una buena manera para curar la salud del corazón.
Otras investigaciones sugieren que el principal flavanoide responsables de estas propiedades es el resveratrol, un componente que aparece en el vino tinto y en la piel de la uva negra.
El vino se utiliza igualmente en los tratamientos exteriores de piel, para mejorar el aspecto de esta. Esta técnica se conoce como vinoterapia y se utiliza para eliminar las arrugas, evitar la flacidez y parecer más joven. Los antioxidantes que contiene el vino, son los que le confiere esta propiedad al neutralizar los radicales libres que son los responsables de la oxidación de las células de la piel que envejecen y dotan a la piel de más arrugas, manchas y menor consistencia.
En definitivo, el vino es un producto natural que nos cuida tanto por dentro, como por fuera. Las claves de los aspectos beneficiosos del consumo de vino son la regularidad y la moderación.
La profesión médica ha reconocido las propiedades saludables y nutritivas de vino desde hace miles de años. Hipócrates recomendaba vinos concretos para bajar la fiebre, desinfectar y curar heridas, como diurético, o como suplemento nutricional, alrededor del 450 antes de Cristo.
Según los estudios realizados por los especialistas recientemente, está científicamente demostrado que el vino puede prevenir enfermedades coronarias, algunas formas de cáncer y la demencia senil. Las personas que ingieren una pequeña cantidad del vino diariamente tienen arterias más flexibles y menos inflamadas. Según los expertos el vino posee propiedades medicinales por algunos componentes que contiene. Son los polifenoles que le otorgan esa propiedad. Estos son capaces de reducir hasta en un 30% el arteriosclerosis y prevenir en un 96% la aparición de “colesterol malo” en la sangre, asi como desminuye un 58% la probabilidad de desarrollar la diabetes. Beber dos copas al día para hombre y una para mujer puede ser una buena manera para curar la salud del corazón.
Otras investigaciones sugieren que el principal flavanoide responsables de estas propiedades es el resveratrol, un componente que aparece en el vino tinto y en la piel de la uva negra.
El vino se utiliza igualmente en los tratamientos exteriores de piel, para mejorar el aspecto de esta. Esta técnica se conoce como vinoterapia y se utiliza para eliminar las arrugas, evitar la flacidez y parecer más joven. Los antioxidantes que contiene el vino, son los que le confiere esta propiedad al neutralizar los radicales libres que son los responsables de la oxidación de las células de la piel que envejecen y dotan a la piel de más arrugas, manchas y menor consistencia.
En definitivo, el vino es un producto natural que nos cuida tanto por dentro, como por fuera. Las claves de los aspectos beneficiosos del consumo de vino son la regularidad y la moderación.
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