10.5.12

EL PRIMER ARTÍCULO. Patentes y Libertad

 Por Jorge Ferrando Ferrando
Imagínese comprar un coche y que le prohibiesen abrir el capó e identificar los diferentes componentes. Imagine que no puede cambiar de radio, poner ruedas más anchas o más económicas, no poder cambiar los cristales o “tunearlo”. Imagine aún más, que el vehículo no es suyo sino que lo que realmente ha comprado es una licencia para usarlo y que no puede dejárselo conducir a nadie más salvo a usted mismo. Raro, ¿verdad? En un sentido opuesto y real, piense en las recetas de cocina. Todo el mundo las usa, las comparte, las modifica, las mejora (o empeora), experimenta e investiga. Con estos sencillos ejemplos acabamos de definir lo que es el software privativo (priva de libertad al usuario) y el software libre.
Creo que todos coincidiremos en que actualmente el mundo de la cocina, vive su momento cumbre. Le ha costado obtener el reconocimiento que merecía, pero lo tiene. Hoy día ser un buen cocinero está muy reconocido, es un trabajo duro pero satisfactorio. Me pregunto, entonces, si esta evolución de la cocina no ha sido por el hecho de que el mundo gastronómico tiene esa libertad para elaborar, compartir ideas, modificar recetas y experimentar.
Supongamos ahora que uno de los más grandes cocineros empieza a ganar mucho dinero, asustado por perder todo lo que ha conseguido y viendo que otros grandes cocineros le pisan los talones convence a los responsables de velar por los derechos de propiedad de que es necesario patentar las recetas de cocina. De esta forma, sólo él puede elaborar sus recetas y nadie podrá mejorarlas u ofrecer algo diferente e innovador. Cuando empieza esta guerra de patentes el resto de grandes cocineros también patentan sus recetas. Los chefs de menor trascendencia se encuentran con el problema de que no pueden elaborar platos que violen las patentes de los peces gordos de la cocina y la innovación y el negocio de la cocina quedan bloqueados.
Pues bien, esto ya ha empezado a ocurrir en el mundo de la informática. Google y Apple, los dos grandes cocineros actuales, ya han iniciado su guerra de patentes. Su siguiente paso, si investigan un poco, es patentar los elementos básicos del negocio. Si hablásemos en términos de cocina hablaríamos de patentar los tomates, la patata o la receta de la tortilla española. La agricultura, la ganadería, la pesca y la distribución de alimentos quedarían también bloqueadas. Qué fuerte suena cuando hablamos de cocina. En cambio, parece algo normal cuando hablamos de negocios. Tal vez porque no dominamos tanto este tema como el culinario.
Richard Stallman, el fundador del movimiento del Software Libre dijo una vez: “Que las empresas tengan especial influencia en la política significa que la democracia está enferma. El propósito de la democracia es asegurarse de que los ricos no tengan una influencia proporcional a su riqueza. Y si tienen más influencia que tú o que yo, eso significa que la democracia está fallando. Las leyes que obtienen de esta forma no tienen autoridad moral, sino la capacidad de hacer daño.”.

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