17.7.09

A mi aire. A propósito de Bañuls

Por Saz Planelles

Los tránsfugas siempre me han repugnado. Y me da igual que sea una “maruja” Torres que un chiquilicuatre Bañuls. Suelen ser individuos con complejos, problemas afectivos y escasa personalidad que acaban convirtiéndose en egocéntricos a poco que alguien les dé alas e importancia. Es lo que le ha pasado a Bañuls, un patito feo de la política benidomí que sin mirarse al espejo se ha creído cisne por el arte de birlibirloque de un grupo económico y de presión mediática. Los tránsfugas son despreciables porque con su actitud antidemocrática consiguen cambiar el resultado de las urnas. Y todo lo hacen por el pueblo pero sin el pueblo, en un nuevo Despotismo Ilustrado de políticos que manejan las mayorías a su antojo e interés y al margen, precisamente, del pueblo al que representan. En Benidorm tenemos instaurada una moción de censura encubierta, que es mucho peor que una moción de censura descubierta. Y es peor porque la ingobernabilidad va a ser la tónica general de esta pinza político-económica que “gobierna” desde hace días la ciudad. Pero la culpa no la tiene el tránsfuga Bañuls, sino los dos grandes partidos, PP y PSOE, que no cambian la ley electoral y siguen consintiendo que un indio cabreado monte la mundial. Basta con decretar por ley que el acta de concejal no es nominal, sino del partido, y asunto resuelto. Pero prefieren correr el riesgo y luego apelar al Pacto Antitransfuguismo. Aunque algunos revanchistas han querido buscar comparaciones con el caso de La Vila, no es comparable. El principio básico de la democracia es que gobierne la formación más votada, y en La Vila eso no estaba ocurriendo por una concatenación planetaria multipartidista. Al final ha triunfado la democracia. Lo mismo debería suceder en Altea, ya que atendiendo a las urnas tenía que estar gobernando el PP. Esa fue la voluntad popular de los alteanos. El caso claro de transparencia lo tenemos en Alfaz del Pi, donde gobierna el PSOE con el mismo número de concejales (7) que el PP, pero con un puñado de votos más que legitima a Vicente Arques para ostentar la vara de mando. Otra cosa es que los socialistas alfasinos hayan sabido ganarse el voto de dos partidos independientes (CCE, escindido del PP) y AIDDA (desgajado del PSOE) para conformar la “mayoría gobernable”. Mediante sueldos y prebendas han conseguido comprar y dividir a la oposición, que aunque a veces hagan el paripé de que son verdadera oposición, al final (CCE y AIDDA) acaban votando con el equipo de gobierno los temas verdaderamente importantes. Todo legal y democrático, ya que forma parte del juego político. Pero Benidorm es otra historia. Se quiere desgastar al alcalde Pérez Fenoll con una pinza que se está convirtiendo en un corsé que limita todos los movimientos del equipo de gobierno. Y además, con revanchismo. Las primeras medidas tomadas por esta nueva mayoría así lo atestiguan. Y Benidorm no se merece esto. No se lo merece porque no lo han elegido sus ciudadanos. Por eso, me repugnan los tránsfugas, sean marujas o chiquilicuatres. Seres despreciables, al fin y al cabo.

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