18.10.12

Los cristianos ganan la batalla en Callosa y toman el castillo

  

Un año más la fiesta de Moros y Cristianos de Callosa d´en Sarrià finaliza con la toma del castillo por parte de las tropas cristianas. De nada sirvió la embajada que trató de convencer a la parte mora de llegar a una rendición pacífica. El bando cristiano se confía a Dios y, con la Cruz de su parte, recuperan el castillo y las tierras íberas. Por su parte el bando moro se retira al norte de África. En esta batalla en particular, es la Virgen de las Injurias quién protagoniza un papel muy especial protegiendo a todos aquellos que a ella se encomiendan. Y es que es Callosa d´en Sarrià el lugar donde se libra esta batalla. Esta es la história que se rememora en estas fiestas de Moros y Cristianos que, una vez más, y sin derramamiento de sangre alguno, llevan a lo largo de cuatro días una representación mas o menos fidedigna de lo acontecido más de medio milenio atrás. Sin embargo, la batalla de hoy es cordial, cada uno, independientemente de su credo, defiende a su bando, moro o cristiano, con más o menos vehemencia, y al final, todos juntos lo celebran con alegría y harmonia propia de un pueblo que hace muchos siglos que se reconcilió consigo mismo y con los demás. Hoy lo habitual es la normal convivencia de centenas de nacionalidades. Las fiestas de Moros y Cristianos son así: nadie ofende y nadie se siente ofendido. La historia es la que fue, y hoy no tenemos  lugar aquí para guerras o conflictos. A la seriedad de los actos, tanto festivos como litúrgicos, se añade el desenfado de algunas partes de la celebración y la alegría que los festeros muestran continuamente. La Virgen de las Injurias, eso si, velando por todos nosotros y protegiéndonos de los peligros que puedan rondarnos, sobre todo de aquellos que nosotros mismos podemos originarnos. Este año, por desgracia, hay que decir que nuestra Virgen amada ha resultado ser injuriada una vez más, pero en esta ocasión no por las ordas moriscas, sino por algun delincuente insensato que decidió robarle algunos de los adornos que la engalanan en la oscuridad de la noche, asaltando el templo sagrado. 


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