14.6.12

"El Primer Artículo. Productividad y Conciliación Laboral

 Por Jorge Ferrando Ferrando
Muchas veces oímos a los políticos decir que hay que producir más. Bueno, para ser exactos hablan de trabajar más horas y como viene siendo costumbre hablan sin saber y confunden el tocino con la velocidad. La productividad no se mide con el número de horas que se pasa una persona en el trabajo, se mide con la cantidad de trabajo que realiza ésta en un determinado espacio de tiempo. Al final lo que prima es el resultado y poco importa cuántas horas dedicó o a qué horas trabajó, lo que importa es que se haga dentro de los plazos y bien. ¿De qué sirve que un empleado trabaje once horas diarias si no está rindiendo al cien por cien? Tal vez habría que plantearse si es más rentable tener dos empleados que trabajen seis horas y que estén implicados totalmente en su trabajo todos los días de la semana. Un empleado trabajando doce horas a máximo rendimiento suena mejor que un empleado trabajando once horas a la mitad de su rendimiento (que decrece con el paso de la semana), aunque eso implique pagar el doble (porque realmente son dos empleados no uno).
Otro tema peliagudo es el sueldo. El otro día leía, concretamente a Enrique Dans, que no hay buenos programadores en España. Puede que lo que no haya realmente sean empresas dispuestas a pagar por buenos programadores. Si quieres un buen programador (o un buen lo que sea) solo tienes que hacer una cosa: pagarlo. Con salarios de mil euros al mes solo puedes comprar cacahuetes para contratar monos, no buenos programadores (o insisto, ponga cualquier otra profesión) y en este país, aun así, los tienes. Algún empresario de las sobrevaloradas pymes puede decir que no puede pagar más e incluso puede que sea cierto. En este momento es cuando debe empezar a valorarse la retribución emocional. Puede ofrecer un día de Spa cuando una persona alcanza un hito importante para la empresa o un pequeño viaje, un día libre extra, salir antes del trabajo para poder estar con los hijos. Y no solo esto, implicar al empleado en la empresa, difuminar la línea entre el jefe y el empleado. Si las personas saben que forman parte de algo y se sienten valoradas rinden mucho más que cuando se consideran meros peones. Conciliar vida y trabajo es muy importante para todos y en la mayoría de los casos va a primar la calidad de vida frente a la retribución económica por mucho que esta sociedad se rija por el capital. Evidentemente, toda esta panacea está llena de matices que no da tiempo a tratar, pero éste es el concepto de empresa del futuro: calidad por encima de cantidad. Fijarse menos en la cantidad de horas y más en la calidad del trabajo, en la calidad del servicio que se ofrece y en cuidar a las personas, porque son personas, no recursos humanos.

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