24.5.12

Actualidad religiosa. Directorio pastoral de la iniciación cristiana aprobado por el Obispo diocesano en septiembre de 2004

 Por Javier García Barrera, CORC, Párroco de Callosa d´en Sarrià

Orientaciones litúrgicas:

Se aconseja hacer una procesión en la que los niños que vana comulgar entran por el pasillo central hacia el lugar que hay reservado para ellos, con el sacerdote que preside.
Lo más pedagógico es que, a ser posible, los niños, puesto que forman parte de la asamblea, estén con ella fuera del presbiterio, para que distingan bien los ministerios y funciones en la celebración
Procúrese que los cantos que se elijan sean bien conocidos por los niños que participan en la primera comunión y por la asamblea participante. Se ha de procurar que no sea siempre el coro el que canta, en detrimento de la participación de la asamblea y de los niños.
Después del saludo litúrgico, el sacerdote hace una bienvenida con unas palabras de acogida en nombre de la comunidad para que los niños vean que es un acontecimiento que no solo tiene sentido familiar o de grupo de catequesis, sino de toda la comunidad parroquial
Como recuerdo explícito del bautismo, se aconseja sustituir el acto penitencial por el rito de la aspersión, porque la primera comunión es precisamente desarrollo de lo que para los niños empezó el día de su bautismo, y a la vez recuerdo para los mayores.
La liturgia de la palabra hay que cuidarla, precisamente porque ya desde pequeños deben saber que una de las cosas importantes que los cristianos hacemos en común, cuando somos convocados a la Eucaristía, es escuchar la palabra de Dios. Cristo se nos da a comer, primero como Palabra y luego como Pan y Vino.
En la proclamación de la palabra de Dios se ha de cuidar, ante todo, que sea entendida por los fieles, incluidos los niños; por eso debe evitarse que sea leída por niños que no lean muy bien, dándole su sentido.
La homilía tendrá en cuenta que estos niños están participando por primera vez oficialmente de la Eucaristía, con palabras dirigidas a ellos. Con o sin diálogo con ellos, pero si con un lenguaje que, sin ser infantil ni teatral, les sea accesible.
El Credo puede hacerse profesando de modo solemne el Símbolo de los Apóstoles o renovando las renuncias y las promesas del bautismo. Si se usa el signo de encender una vela del cirio Pascual, cuídese de agilizar el rito con la ayuda de catequistas.

CONTINUARÁ

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