Por Javier Garcia Barrera, CORC, Párroco de Callosa d´en Sarrià
Consideramos su origen desde el monte santo del Calvario, en el testamento supremo de Jesús expirando en la cruz, nombrando al primer Hijo de María Inmaculada. A pesar de que la humanidad entera fue entonces representada por el discípulo amado y que desde esta época hasta nuestros días, la santísima Virgen ha tenido siempre almas devotas que le han tenido amor especial, la idea de las reuniones por los lazos de una Asociación solo consta del siglo XVI y se debe a un religioso belga de la Compañía de Jesús, al R.P.Juan León Flammingue, profesor en el colegio romano. Empezó en 1563 a reunir a sus más fervorosos alumnos los domingos y días de fiesta junto a un altar de la Santísima Virgen adornado en su honor. Allí los exhortaba a rogar en común, les Animaba con lecturas piadosas, las hacía cantar las glorias de María Inmaculada, animándoles a honrarla y servirla particularmente con la imitación de sus virtudes y frecuentando los santos sacramentos. Estas reuniones se extendieron produciendo tan felices resultados, que un sin numero de religiosos dedicados, a la enseñanza no tardaron en adoptar este poderoso auxilio para llenar su importante y delicada misión.
En 1830 el P. Aladel, confidente de las visiones relativas a la Medalla Milagrosa, había sido el instrumento escogido por la Virgen Inmaculada, para dar origen a esta nueva familia, como lo prueba el celeste mensaje de Sor Catalina tuvo que comunicar a su piadoso director: La Santísima Virgen quiere que sea fundada una Congregación, una Cofradía de Hijas de María. La Santísima Virgen, les dispensará muchas gracias, y también le serán concedidas Indulgencias. Es verdad que ya existían muchas Congregaciones de Hijas de María, y producía un gran bien, pero eran poco numerosas y se fomentaban solo en la alta sociedad, en una palabra, no eran populares. La palabra de María indicaba como el elemento de la Asociación futura; esa multitud de jóvenes de la clase obrera, sujetas a todas las dificultades de la vida, expuestas a todos los peligros del mundo, que hoy forman la familia privilegiada de la Virgen Santísima.
Consideramos su origen desde el monte santo del Calvario, en el testamento supremo de Jesús expirando en la cruz, nombrando al primer Hijo de María Inmaculada. A pesar de que la humanidad entera fue entonces representada por el discípulo amado y que desde esta época hasta nuestros días, la santísima Virgen ha tenido siempre almas devotas que le han tenido amor especial, la idea de las reuniones por los lazos de una Asociación solo consta del siglo XVI y se debe a un religioso belga de la Compañía de Jesús, al R.P.Juan León Flammingue, profesor en el colegio romano. Empezó en 1563 a reunir a sus más fervorosos alumnos los domingos y días de fiesta junto a un altar de la Santísima Virgen adornado en su honor. Allí los exhortaba a rogar en común, les Animaba con lecturas piadosas, las hacía cantar las glorias de María Inmaculada, animándoles a honrarla y servirla particularmente con la imitación de sus virtudes y frecuentando los santos sacramentos. Estas reuniones se extendieron produciendo tan felices resultados, que un sin numero de religiosos dedicados, a la enseñanza no tardaron en adoptar este poderoso auxilio para llenar su importante y delicada misión.
En 1830 el P. Aladel, confidente de las visiones relativas a la Medalla Milagrosa, había sido el instrumento escogido por la Virgen Inmaculada, para dar origen a esta nueva familia, como lo prueba el celeste mensaje de Sor Catalina tuvo que comunicar a su piadoso director: La Santísima Virgen quiere que sea fundada una Congregación, una Cofradía de Hijas de María. La Santísima Virgen, les dispensará muchas gracias, y también le serán concedidas Indulgencias. Es verdad que ya existían muchas Congregaciones de Hijas de María, y producía un gran bien, pero eran poco numerosas y se fomentaban solo en la alta sociedad, en una palabra, no eran populares. La palabra de María indicaba como el elemento de la Asociación futura; esa multitud de jóvenes de la clase obrera, sujetas a todas las dificultades de la vida, expuestas a todos los peligros del mundo, que hoy forman la familia privilegiada de la Virgen Santísima.
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