13.8.09

Antonio Machado

Por Paco Sanchis Gadea
“Ya hay un español que quiere / vivir y a vivir empieza…”. Con estos versos de Proverbios y Cantares quisiera recordar, con reflexión y emoción, que el pasado 22 de febrero se cumplía el septuagésimo aniversario del fallecimiento de Antonio Machado, poeta y prosista más leído, y uno de los más representativos del movimiento literario denominado “Generación del 98”; grupo de poetas y escritores españoles opuestos a la España de la Restauración que vivieron la crisis social y política producida en el país a raíz de la perdida de las últimas colonias.
Varias son las etapas de su vida. Nació en Sevilla, 1875, en el seno de una familia de ideología liberal, trasladándose a Madrid donde estudia en la Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner de los Ríos, adquiriendo una serie de valores que influirán en su persona, vida y obra. Tras finalizar sus estudios de bachillerato inicia su obra poética y colabora en algunas publicaciones. Aparece “Soledades”, su primera obra.
En Soria, 1907-1912, ejerce la cátedra de francés que había obtenido mediante oposición y contrae matrimonio con la joven Leonor Izquierdo. Días después de la publicación de “Campos de Castilla” fallecía su esposa, circunstancia que le entristece profundamente y le impulsa a abandonar Soria, dirigiéndose a Baeza, 1912-1919, donde aparece, algún tiempo después, la primera edición de sus obras completas.
Al obtener plaza en el instituto de Segovia se traslada a esta ciudad, 1919-1932, donde encuentra un gran ambiente cultural, realiza crítica literaria y ensayo, abandonando, en cierto modo, la poesía. En 1928 conoce a Pilar de Valderrama, dama burguesa de mentalidad opuesta a la suya con la que mantiene una intensa relación amorosa, convirtiéndose en la famosa “Guiomar” de sus últimos poemas, relación que se verá truncada al inicio de la guerra civil. Ya en avanzada edad, años setenta de la anterior centuria, la noble señora junto a sus hijas, Pilar y Mª Luz, y su hijo político, el pintor Domingo Viladomat, deciden pasar largas temporadas en Polop, pueblo al que admira. En sus estancias recibe visitas, evoca algunos de sus recuerdos y sentimientos que años después, 1981, ya fallecida, se publicarán en su libro autobiográfico: “Sí, soy Guiomar; memorias de mi vida”. En plena República, Machado regresa a Madrid donde participa en la vida cultural de la ciudad publicando la obra “Juan de Mairena”. Al estallar la guerra civil, fiel a sus ideales, toma parte, activamente, de la legalidad republicana. Su obra es un compromiso con la República. Tras el asedio a la capital se traslada a Valencia donde publica el libro, “La guerra” que contiene poemas y prosas que versan sobre la contienda. Significar un conocido soneto que escribió en plena batalla del Ebro y dedicó a Enrique Lister: “…de monte a mar, esta palabra mía /si mi pluma valiera tu pistola/de capitán contento moriría”.
De la ciudad del Turia se traslada a Barcelona, impotente ante el derrumbe de la República, escribe, “Tomad mis brazos porqué mis piernas no me valen…” y desde allí, enfermo y desolado, enero de 1939, hacia el exilio en una dramática huida llegando hasta el pequeño pueblo francés de Colliure, donde fallecería poco después. Los restos de este gran intelectual descansan en su pequeño cementerio; otro lugar de memoria histórica donde cada año acuden miles de personas para seguir reivindicando su figura.

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