Por Jéssica Sanchis Buades, psicóloga de Mancomunitat Marina Baixa.
Los niños y adolescentes que conviven con un enfermo de alzheimer, mayoritariamente reciben menos atención de sus padres que antes y observan cambios en los hábitos familiares. Además, puede que se les plantee nuevas responsabilidades a la hora de ayudar a cuidar el enfermo.
Para mejorar esta convivencia y relación familiar, los padres han de tener en cuenta que sus hijos necesitan estar informados y formados para así poder de una manera más fácil exteriorizar los sentimientos que les angustian (vergüenza ante sus amigos, celos, enfado, preocupación, tristeza, sentimiento de culpa por enfadarse con su abuelo/a si es el caso,...) y ayudar a comprender que todas esas emociones que sienten son normales.
Para ello, es fundamental que los padres potencien la comunicación con sus hijos sobre el Alzheimer y la forma en que le afecta a su familiar, sin dejarles fuera de esta experiencia en ninguno de los casos.
Los niños y adolescentes que conviven con un enfermo de alzheimer, mayoritariamente reciben menos atención de sus padres que antes y observan cambios en los hábitos familiares. Además, puede que se les plantee nuevas responsabilidades a la hora de ayudar a cuidar el enfermo.
Para mejorar esta convivencia y relación familiar, los padres han de tener en cuenta que sus hijos necesitan estar informados y formados para así poder de una manera más fácil exteriorizar los sentimientos que les angustian (vergüenza ante sus amigos, celos, enfado, preocupación, tristeza, sentimiento de culpa por enfadarse con su abuelo/a si es el caso,...) y ayudar a comprender que todas esas emociones que sienten son normales.
Para ello, es fundamental que los padres potencien la comunicación con sus hijos sobre el Alzheimer y la forma en que le afecta a su familiar, sin dejarles fuera de esta experiencia en ninguno de los casos.
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