19.9.08

El Rincón de la Lectura. Fina López: El coraje de una Callosina.

19/09/08, Callosa d´en Sarriá

Hoy en el Rincón de la Lectura tenemos una invitada muy especial, Fina López Altuñedo. Es una callosina que a sus 70 años le va ganando la batalla al Alzheimer. Lo demuestra día a día con una increíble valentía, vitalidad y creatividad. A continuación reproducimos una poesía que nos recitó completamente de memoria.


El día del abuelo.

Hoy es el día del abuelo.

Es un día para el recuerdo y un día para recordarlo.

Se levanta el abuelo por la mañana temprano

y empieza darle vueltas al nano

¿Vendrá alguien a visitarnos? ¡Claro!

¿Cómo no van a venir? que es un día tan señalado.

Pueden venir nuestros hijos. Pueden venir algún hermano.

Pueden venir nuestros amigos, aunque algunos,

por desgracia, por el camino quedaron…

Pero no por eso dejamos de recordarlos.

¿Y si viniesen sus nietos y le dieran un buen abrazo

Y se sentaran a recordar aquellos tiempos pasados?

Todo el mundo no nace para ser el abuelo:

Uno porque se les pasó el arroz

Otro, el arroz y los garbanzos, pero no va ser por eso…

Porque tenían a sus madres y estaban tan bien cuidados

que no les vino a la cabeza que se tenían que haber casado.

Hay un refrán que dice que hay que sembrar para luego recoger

Porque en el rodar de la vida alguien te regalara una sonrisa

O te cogerá de la mano cuando más lo necesitas

Y si cuando vienen tus hijos y te dicen:

“Mama, Papa, os vamos hacer abuelos”

Y tú te vas preparando, pero cuando llega este día

Y miras a la cunita y ves esa cosa tan bonica

Que con los ojos cerrados tú crees que te está mirando,

Pero no… ¡Eres tú que lo estas imaginando!.

Pasa un mes, pasan dos y vuelven tus hijas y te dicen:

“Mama, me la tienes que cuidar

porque yo el lunes ya me voy a trabajar”.

Claro, cariño, que te la voy a cuidar

porque mientras viva su abuela y pueda, no le faltará de naá.

Y la abuela la cuida, le canta, le baila, le grita

Y la niña ya va creciendo, ya conoce a sus abuelos, sus abuelas.

Ya va hablando y dando sus primeros pasos.

Y la abuela la coge de la mano y la saca a la calle

Para que le dé un poquito de sol y un poquito de aire,

Pero ve que al final de la calle viene alguien

Y le dice “mira quien viene” y la niña

con los ojos abiertos y el dedito señalando dice:

“¡Es el yayo!” y ya corre, corre para llegar hasta él.

Y cuando llega allí, abraza sus piernas

Y con una sonrisa se le queda mirando:

“¡Es el yayo!” Y el abuelo la coge

Y le da catorce besos y le da catorce abrazos

Y desde la calle hasta mi casa el abuelo va pensando

Y con los ojos al cielo dice: “¡Gracias por lo que me has regalado!”.


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