21.8.08

La comunicación con nuestro enfermo de Alzheimer.


21/08/08, Callosa d´en Sarriá

El enfermo de Alzheimer (EA) experimenta cambios en su forma de expresarse y en la forma en que entiende a los demás, lo que dificulta el proceso normal de la comunicación.

Los cambios que experimentan estos enfermos son diferentes en cada persona, diferencias que se ven agudizadas en el momento en el que se modifican sus condiciones físicas o su medicación. Por eso, comunicarse con ellos requiere grandes dosis de paciencia y comprensión, ya que es un acto que ha de servir para transmitirle seguridad y confianza.

CÓMO SE MODIFICA LA CAPACIDAD DE COMUNICARSE EN UN EA:

-Dificultad para expresar ideas con las palabras adecuadas.

-Utilización de un vocabulario muy repetitivo.

-Uso de palabras inventadas para describir objetos cuyo nombre ya no recuerda.

-Pérdida del hilo en la conversación de forma habitual.

-Dificultad para organizar las palabras en un orden lógico.

-Utilización de un lenguaje extremadamente sencillo.

-Uso de palabras malsonantes.

-Gesticulación creciente, que va sustituyendo cada vez más a las palabras.

CÓMO PODEMOS AYUDARLE:

-Ser paciente y comprensivo; hacerle saber que se le escucha y se le comprende (esto evitará crear una reacción desmesurada, cuando tiene la sensación de que no se le entiende).

-Mantener durante toda la conversación contacto visual con el enfermo.

-Animarle y ayudarle a comunicarse de manera no verbal, ya que le resulta más fácil (pedir que nos señale lo que quiere y nombrárselo en su lugar).

-Conversar en lugares tranquilos, sin ruidos ni interferencias.

-Hablarle lentamente y pronunciando con claridad las palabras, con un tono de voz suave. No gritarle ni hablarle como si no entendiera.

-Centrarse en los sentimientos que quiere expresar, ya que son muy importantes.

-No corregir, criticar ni discutir lo que dice (ya que habitualmente sólo empeoran las cosas), simplemente comprobar que le ha comprendido bien.

-Darle el tiempo que necesite para expresarse y para pensar, sin interrumpirle.

-Proporcionarle confort y seguridad con palabras y gestos, animándole a expresarse a pesar de sus dificultades.

-Evite un lenguaje complicado y frases largas.

-Hágale partícipe de las conversaciones familiares, aunque su capacidad de comprensión sea limitada, intentando hablar pausadamente y no todos a la vez.

-Habitúese a contarle lo que está haciendo para integrarlo en la actividad: “preparemos la comida, pongamos la mesa, etc.”. Aunque no responda, al enfermo le parecerá que está participando.

El enfermo de Alzheimer a pesar de su evolución sigue conservando su afectividad. Debemos, pues, aprovechar toda posibilidad que tenemos de comunicación no verbal. Tomarle la mano, acariciarle, darle un beso, abrazarle, ayudan al enfermo a relajar tensiones y ansiedades. Por eso debemos utilizar con frecuencia esta comunicación del contacto físico con nuestro familiar para que sepa que estamos a su lado para ayudarle y confortarle.

Una buena relación entre el cuidador y enfermo es fundamental y facilita las tareas del cuidado del enfermo y de las propias tareas del cuidador. El apoyo y los mensajes reconfortantes que reciben los enfermos de sus familiares y cuidadores hacen que se sientan seguros y protegidos y les evita aislarse de su entorno, favoreciendo su sensación de bienestar y autoestima.

En las primeras fases es importante que el enfermo se mantenga activo:

Hay que prestar una muy especial atención a la vida de relación, animando y favoreciendo su mantenimiento.

-Fomentar sus aficiones habituales: actividad física, excursiones, viajes, labores, costura.

-Insistir en la lectura de acuerdo con sus capacidades y preferencias (periódico, revistas, novelas).

-Procurar que siga ejercitando la escritura.

-Realizar pasatiempos que estimulen la atención y concentración (crucigramas, sopas de letras, las ocho diferencias, puzzles, ...).

-Fomentar los juegos a los que esté acostumbrado: juegos de mesa (cartas, dominó,...), puzles.

-Responsabilizarle de las compras cotidianas especificadas en una lista, y ayudarle en las compras extraordinarias, como regalos de Navidad, cumpleaños, aniversarios, etc.

-Procurar que sigan organizando la casa, ayudándoles en aquello que les pueda resultar más difícil.

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