14.8.08

El Baúl de los recuerdos. LA LEYENDA DEL PUIG CAMPANA.

Los recuerdos de una persona son una fuente inagotable de las historias de su vida. Los recuerdos de todo un pueblo reflejados en el espejo del tiempo y de fantasía crean todo un mar de leyendas de su tierra.
La fantasía popular forjó una de las leyendas de amor más bonitas que existen, en torno al Puig Campana (cuya cumbre cortada con un enorme tajo tiene un aspecto extraño y personal). Todo comenzó cuando alguien relacionó este enorme hueco con la isla de Benidorm... e inmediatamente se aceptó la idea de que el pedazo que faltaba arriba, a la montaña, era el mismo que estaba en el mar a poca distancia de las playas. ¿Cómo explicar la causa de tan insólito hecho?
La respuesta nos la da esta leyenda llamada del “Tajo de Roldán”.
En tiempos remotos vivía en la sierra un gigante llamado Roldán. Era el dueño y señor de aquellos solitarios parajes. Se había construido una tosca cabaña para guarecerse cuando las inclemencias del tiempo así lo exigían. El poderoso Roldán era indiscutiblemente el rey del Puig Campana. Nuestro héroe vivía satisfecho y despreocupado en este privilegiado rincón. Pero, a pesar de todo, no era Roldán un ser alegre sino más bien parecía taciturno, casi triste. Vagaba errante y solitario en busca de algo que le faltaba a su vida, en busca de algo que le explicara su razón de ser. Un día, mientras caminaba hacia el mar para bañarse, se encontró con una jovencita tan bella como lo son todas las heroínas de leyendas. Estaba jugueteando con el agua y al percibir la presencia del intruso se volvió rápidamente. Sus ojos, de un azul profundo, le miraron con curiosidad pero sin temor. Y con ese gesto eterno de inconsciente coquetería, le ofreció agua en el cuenco de sus blancas manos. Rió la joven suavemente y rió el gigante con una carcajada, tan poderosa, que hizo estremecer a la montaña. Y volvió a reír gozoso y feliz como nunca. En su risa había algo hermoso, algo así como un acento de triunfo y de poderío. ¡El coloso se había convertido en un verdadero ser humano! Desde este instante ya no se separaron. Roldán la condujo a su cabaña que, su gran amor, sabría transformar en un refugio grato para ella. Los dos gozaban de una felicidad perfecta. La dicha duró muy poco tiempo. Un día en que Roldán volvía a su cabaña contento y confiado, le salió al encuentro un extraño ser de la que se desprendía algo siniestro y maléfico. Al preguntarle quién era, la sombra aparentó no haberle oído y con voz helada dijo:
- Corre si quieres encontrar viva a tu compañera pues cuando muera el día acabará también su vida. Cuando el último rayo de sol abandone tu cabaña, morirá.
Roldán partió veloz hacia su cabaña. La joven estaba muriéndose efectivamente, tal como le acababa de profetizar aquel ser malvado. Se quedó paralizado en la entrada no atreviéndose ni a respirar por temor a que el más pequeño movimiento pudiera romper el frágil hilo que aún la unía a la vida. El coloso se irguió en toda su extraordinaria estatura y con fiero ademán amenazó al sol que, indiferente a su desesperación, caminaba hacia el ocaso con el mismo esplendor de siempre. Enloquecido, ciego de dolor, salió volando más que corriendo hacia la cumbre del “Puig Campana” tras cuya ladera iba ocultándose el astro del día. De un furioso puntapié arrancó un enorme pedazo que salió por los aires y fue a caer en el mar. Por aquel hueco tan fantásticamente abierto siguió penetrando la luz del sol durante unos minutos más.
¡Unos minutos más de vida para su amada! El sol, entonces, como un fugitivo despiadado se ocultó por completo…¡Y la muerte cerró para siempre aquellos ojos tan bellos! Con ella en brazos continuó andando errante bajo las estrellas … La salida de la luna, marcando una estela luminosa en el mar, atrajo su atención. Hacia allí se dirigió entonces como un sonámbulo. Con los ojos fijos en el disco de plata llegó hasta la playa. Nuestro héroe caminó hacia el fondo del mar llevando siempre en alto el cadáver hasta que su marcha se vió detenida por la isla recién nacida. Por un momento, amparado por una concavidad del islote, pudo aún defenderla. Después, vencido por completo, la depositó con infinito cuidado en ese mismo hueco.. Se abrazó a ella para con su cuerpo seguirla amparando y protegiendo por toda la eternidad….
El “Puig Campana”, con su cumbre rota, es el más fiel pregonero de este hermoso y conmovedor romance. Y lo mismo la sierra que la isla nos demuestran que ni aun las piedras son insensibles a la fuerza avallasadora de un gran Amor.
Si tiene alguna historia o leyenda de nuestra tierra que quiera contar, escríbanos a redacción@dacicallosa.com

Materiales facilitados por la Asociación cultural “Alicante Vivo” – www.alicantevivo.org

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