
Los trabajos de excavación, dirigidos por la arqueóloga Ana Martínez Sánchez, han sacado a la luz el zócalo de un muro realizado mediante piedras trabadas con barro.
Los primeros estudios llevan a fechar la estructura en el Ibérico Pleno, concretamente en el s. IV a. C. Entre los materiales localizados encontramos varios fragmentos de una crátera ática de figuras rojas de cierta calidad, en la que vemos entre otras la figura de un fauno (símbolo del deseo sexual, ser que formaba el cortejo del dios del vino, Dionisio). Estas piezas, fabricadas en Atenas, eran compradas por las clases altas ibéricas a comerciantes del Mediterráneo.
Una de las grandes sorpresas es el hallazgo de un anillo de plata con chatón ovalado decorado con una figura incisa que no podremos conocer hasta que no termine su restauración. Esta joya, típicamente ibérica, pasará sin duda a las vitrinas del nuevo Vilamuseu, que ya cuenta con una colección de joyería ibérica y romana y, sobre todo, feniciopúnica, extraordinariamente rica, aportada por los ajuares de las tumbas de los dos cementerios.
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