El pasado 25 de agosto, S.S. Benedicto XVI, después de recibir un concierto en la sala de los suizos del Palacio Apostólico de Castelgandolfo, resaltó la importancia de la música para transmitir las profundas experiencias del alma. El Concilio Vaticano II, en la constitución Sacrosantum Concilium, le concede a la música sacra un lugar importantísimo, considerándola como tesoro de valor inestimable, que sobresale entre las demás expresiones artísticas, pues la eficacia del canto y de la música sacra mueve los corazones y los eleva a la intimidad con Dios para glorificarlo.
La autoridad eclesiástica debe comprometerse a orientar sabiamente el desarrollo de este exigente género de música, no “congelando” el tesoro, sino buscando insertar en la herencia del pasado las novedades valiosas del presente, para llegar a una síntesis digna de la alta misión reservada a ésta en el culto divino.
La acción litúrgica, se ennoblece, cuando a través del canto se solemnizan los Oficios divinos, en donde intervienen los ministros sagrados y el pueblo de Dios participa activamente. Por eso estamos llamados a fomentar y conservar con celo y cuidado el gran tesoro de la música sacra. Ya nos lo recomendaba el Concilio Vaticano II, la formación de institutos de música sacra, así como el cuidado del canto gregoriano como propio de la liturgia romana, por ello debe tener un lugar preferente en las acciones litúrgicas sin excluir de ninguna manera, los demás tipos de música sacra.
También se resalta en esta preciosa constitución, la gran estima para toda
Todos los músicos, compositores y cantores deben verse llamados al cuidado y buen uso de
Pbro. Milton Hernán Velásquez Díaz, CORC.
Párroco de Santa Bárbara, Tárbena
Párroco de San José, Bolulla
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