Por Javier García Barrera, CORC, Párroco de Callosa d´en Sarrià
Cuando la primavera nos deja ver sus colores y el encanto de los campos y jardines se manifiesta por su generosidad y aroma, en nuestro corazón brota la alegría y la gratitud por la vida.
A quien no le llega hasta el fondo del alma el recuerdo cariñoso de la Madre, sea que la tengamos lejos, sea que ya descanse en el Señor o que esté a nuestro lado; es por ello, que en el mes de mayo tenemos muy presente a María, la Madre del Salvador y Madre nuestra.
Son muchos los lugares que celebran a María en sus diferentes advocaciones durante este mes de mayo y junto con las flores, los cantos, peregrinaciones y romerías, le ofrecen sus plegarias y súplicas. Son muchos los devotos que se acercan e invocan a María en este mes, también en nuestra parroquia, para ofrecerle las flores de nuestro amor y alegría; la Iglesia de la Patrona se viste de color por la gran variedad de flores que recibe como Madre amorosa de sus hijos de Callosa.
En esta semana veremos desfilar al grupo de los niños de catequesis que este año hacen la Primera Comunión, para llevarle a la Virgen de las Injurias las primicias de su cariño filial con la ofrenda de flores. Como ellos veremos en las siguientes semanas de este mes a los niños de los otros cursos de catequesis y también de algunos colegios del pueblo o de Valencia que se acercarán a rezarle, presentarle sus dibujos, trabajos y flores.
El Señor bien lo dice: “el que no se haga como un niño, no entrará en el reino de los cielos” que en casa, este mes le brindemos a la Madre de Dios nuestro tributo de veneración, con un pequeño altar o con el cirio que le ilumine o las flores que le adornen. ¡Viva María, viva el mes de mayo en que le recordamos!
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