Esta celebre frase se atribuye al desafortunado suceso que provoca la muerte del Dux Viriato a manos de sus propios soldados y que, según narra la historia, lo hicieron a cambio de unas monedas romanas. Aunque probablemente el Cónsul Servilio Cepión no pronunciara esta frase, la vergüenza que produjo dicho acto al imperio si que propició que se crease una tradición posterior en la que se negase el pago con la famosa frase: “Roma no paga traidores”. Se trata de una visión noble de otros tiempos en los que el honor se consideraba un valor elevado y su perdida te hacía caer en desgracia. Pero el gran Imperio Romano cayó, para mala fortuna de la historia de la humanidad. Y aunque llegaron tiempos oscuros, el concepto de Honor y Lealtad se mantuvo en las castas mas ilustres, independientemente de su condición económica. Es un claro ejemplo la tradición de la Hidalguía: escalafón mas bajo de la nobleza, pero que conservaban los valores que se esperaban de un caballero de noble estirpe. Los historia fue transcurriendo y se fueron manteniendo por tradición esta visión de la vida basada en mantener ciertos valores y no cambiarlos por ningún tipo de moneda. Sin embargo, los conceptos en nuestra época de lealtad y honor parecen haber caído en un pozo tenebroso del que pocos son capaces de salir. Vale mas la “moneda” que la integridad interior de la persona. Es comprensible que la necesidad de tiempos complicados pueda vencer la férrea lealtad de los mas débiles a estas causas, sobre todo cuando las causas no pueden ayudar al débil; pero no es de ninguna manera comprensible como aquellos que han sido reconocidos y premiados, aún reclaman más. Es legítima la noble lucha por ascender a la cumbre del poder, pero solo siguiendo los caminos del honor y la lealtad a la causa que te llevó a peldaños altos. Quienes se atreven a pasar la linea de la lealtad, a perder el Honor y a traicionar a su causa, no son mas despreciables que el mas abyecto de nuestros enemigos. Estimada Gema, voy a regalarte solo una frase que Benedicto XVI dejó recientemente a propósito de una reflexión sobre San José:”la inteligencia sin lealtad como la fidelidad sin sabiduría son cualidades insuficientes. La una sin la otra no permiten asumir plenamente la responsabilidad que Dios nos confía”. Entendía que poseías ambas virtudes, pero tus actos te hacen acreedora del juicio contrario. Me apena, pero constata el hecho de que, por mas que los tiempos pasen, la historia se repite.
Dario Samaniego.
Afiliado al Partido Popular.
Leal a la causa desde 1987.
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