7.10.09

A mi aire. Jaime, no seas Jaimito

Por Saz Planelles
Si como dicen la cara es el espejo del alma, Paco Saval debe tener un alma limpia y transparente. El pequeño concejal del Partido Popular de Benidorm, ahora en la oposición, tiene un rostro que transmite confianza. Hace años que conozco a Saval, le conocí siendo concejal de Deportes del Ayuntamiento de Benidorm. Y siempre me ha parecido un tipo trabajador, humilde, honesto y equilibrado en sus decisiones. Además, su figura personalmente me transmite ternura, es como un “tamagochi”, al que acabas apreciando. Y la última prueba de su honradez es que no ha dudado ni un minuto en poner en conocimiento del secretario del Ayuntamiento que alguien con oscuros intereses (dos funcionarios) ha falsificado su firma siendo concejal de Hacienda y Contratación. Es tan cabal que en lugar de levantar polvareda ha confiado en el secretario de la Corporación.

Conozco también desde hace años a Jaime Llinares, ahora concejal de Hacienda y segundo portavoz de la nueva mayoría que gobierna en Benidorm. Aprecio de Llinares su fino sentido del humor y su ironía, y siempre lo he considerado como un socialista convencido que ha defendido los intereses de su partido desde una posición de diálogo. Por eso me sorprende la acusación de Llinares contra Paco Saval intentando implicarle en una trama de presunta corrupción de adjudicaciones de obras en el Ayuntamiento cuando se sabía (porque existía una confesión firmada de un funcionario inculpándose en la trama y exculpando a Saval) que el concejal del PP era totalmente inocente. Siempre he considerado a Jaime Llinares un político inteligente, quizá el que más de los 12 tránsfugas del PSOE. Pero parece que el haber dejado de pertenecer a las históricas siglas socialistas ha provocado un cambio en la manera de pensar y actuar de Llinares, que piensa ahora que en política todo vale. O quizás es que se está dejando llevar por las malas compañías interesadas con las que ahora forma equipo. Creo que Llinares ha metido la pata, ha tenido un calentón fruto de haber llegado al poder y ha actuado a la ligera. Pero su posición de “mantenella y no enmendalla” dice poco a su favor. Rectificar es de sabios y de humildes reconocer que uno se ha equivocado. Jaime Llinares debe disculparse públicamente con Paco Saval, y no porque se lo pida el PP, sino porque la trayectoria política y personalidad de Jaime Llinares le otorga un margen para reconocer su error. Si no lo hace, pensaré que es cierto eso de que una manzana podrida acaba pudriendo y contaminando un cesto. Si lo que se pretende desde el nuevo equipo de gobierno ex socialista es transmitir a los ciudadanos un cambio, la mejor manera es ser humilde y reconocer errores. La venganza es cosa de bañules y de gandules. Y hasta ahora, Jaime Llinares no lo era.

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