Por Javier Garcia Barrera, CORC, Párroco de Callosa d´en Sarrià
Continuamos esta semana con el desarrollo del tema, la misión de la Iglesia y lo hacemos partiendo de la debilidad del hombre; Cuando el hombre se deja seducir por la tentación, se pierde en su egoísmo, olvidando la cualidad principal de su existencia que es el servicio a los demás por amor; el Papa en su última encíclica, “·Caritas in veritate”, nos ayuda a poner los pies en la tierra y propone aplicar la doctrina social de la Iglesia. En la introducción, encontramos estas sabias palabras: El amor —«caritas»— es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta. Cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,22). Por tanto, defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad. Ésta «goza con la verdad» (1 Co 13,6). Todos los hombres perciben el impulso interior de amar de manera auténtica; amor y verdad nunca los abandonan completamente, porque son la vocación que Dios ha puesto en el corazón y en la mente de cada ser humano. Jesucristo purifica y libera de nuestras limitaciones humanas la búsqueda del amor y la verdad, y nos desvela plenamente la iniciativa de amor y el proyecto de vida verdadera que Dios ha preparado para nosotros. En Cristo, la caridad en la verdad se convierte en el Rostro de su Persona, en una vocación a amar a nuestros hermanos en la verdad de su proyecto. En efecto, Él mismo es la Verdad (cf. Jn 14,6). No sólo los católicos estamos llamados a vivir estas verdades, sino todos los que deseen cambiar el rumbo del mundo, sumido en el materialismo y en el utilitarismo. Continuaremos compartiendo y profundizando en esta última encíclica del Santo Padre en próximos artículos.
Continuamos esta semana con el desarrollo del tema, la misión de la Iglesia y lo hacemos partiendo de la debilidad del hombre; Cuando el hombre se deja seducir por la tentación, se pierde en su egoísmo, olvidando la cualidad principal de su existencia que es el servicio a los demás por amor; el Papa en su última encíclica, “·Caritas in veritate”, nos ayuda a poner los pies en la tierra y propone aplicar la doctrina social de la Iglesia. En la introducción, encontramos estas sabias palabras: El amor —«caritas»— es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta. Cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,22). Por tanto, defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad. Ésta «goza con la verdad» (1 Co 13,6). Todos los hombres perciben el impulso interior de amar de manera auténtica; amor y verdad nunca los abandonan completamente, porque son la vocación que Dios ha puesto en el corazón y en la mente de cada ser humano. Jesucristo purifica y libera de nuestras limitaciones humanas la búsqueda del amor y la verdad, y nos desvela plenamente la iniciativa de amor y el proyecto de vida verdadera que Dios ha preparado para nosotros. En Cristo, la caridad en la verdad se convierte en el Rostro de su Persona, en una vocación a amar a nuestros hermanos en la verdad de su proyecto. En efecto, Él mismo es la Verdad (cf. Jn 14,6). No sólo los católicos estamos llamados a vivir estas verdades, sino todos los que deseen cambiar el rumbo del mundo, sumido en el materialismo y en el utilitarismo. Continuaremos compartiendo y profundizando en esta última encíclica del Santo Padre en próximos artículos.
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