Hoy os contaremos sobre un rincón de Albir, un lugar de encuentros mágicos.
Fue por aquí, exactamente en la sierra de Albir o sierra Helada, donde hace muchos años se reunieron para tomarse una paella tres curiosos contertulios. Se trataba del Viento, la Fiebre y la Vergüenza. Y se cuenta que después de la comida, mientras se fumaban unos puritos, se ofrecieron mutuamente sus respectivos domicilios. El Viento dijo que moraba en la Cumbre del Ventos. La Fiebre dijo que se cobijaría en varios sitios costeros, principalmente en Denia. Y la Vergüenza, con voz algo insegura, aconsejó a los otros comensales que aprovecharan esa ocasión pues la vergüenza, una vez perdida, no había sitio donde encontrarla.
Algún tiempo después se inició entre los vecinos de Alfaz del Pí, La Nucia y algunos de Altea la costumbre de reunirse en la playa de Albir el día 10 de julio. El motivo era celebrar la fiesta de San Cristóbal, el santo gigante. La primera parte de la fiesta era totalmente pagana: tomarse, como los anteriores personajes, una buena paella. Después vendrían las canciones y la música. Al atardecer se tumbaban en la playa, y desde allí arrojaban al mar 33 granos de sal o, en su defecto, 33 guijarros. Había otra posibilidad, subirse los pantalones o las faldas y entrar en el agua. Desde allí, la “contribución” era menor: 9 granos de sal o guijarros. Ahora bien, la oración al santo era la misma en ambos casos. Después de la oración se pedía tres gracias, de las cuales, al parecer, solo se conseguía una.
Pero aún se dan más curiosidades en este enclave mágico. Cuentas los marineros que en las Peñas de Arabí (como ellos llaman a Sierra Helada) existe un gran tesoro que, naturalmente, perteneció a los moros. En Albir, que en árabe significa pozo, se han encontrado muchas monedas, armas y joyas, pero el legendario tesoro está aún por descubrir. Según los marineros, en sus viajes por tierras argelinas, habían oído historias trasmitidas por los expulsado en 1609, que hablaban del tesoro de Sierra Helada. Según ellos, el tesoro se hallaba escondido debajo del pico más alto de la sierra, que naturalmente es el primero que recibe los rayos solares. Así tal cual, la tarea parece fácil..., pero desgraciadamente, la cumbre aparece trazada por igual, sin picos altos ni bajos, como un enorme nivel de agua. Alguien, en este caso la erosión de los tres personajes arriba citados, el Viento, la Fiebre (Sol) y la Vergüenza (perdida) de la construcción arrasadora e incontrolada, nos ha jugado una mala pasada a los eternos buscadores del oro del moro.
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Materiales facilitados por la Asociación cultural “Alicante vivo” – www.alicantevivo.org
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